Pero ya en el recinto, vemos por un lado la intención de hacer una mega fiesta para el recuerdo, pero unos familiares, que como ocurre siempre, terminan dando la nota, desde las facturas de la madre a la forma de ser del padre de la novia, desde la impaciencia del cuñado, hasta la pesadez de un jefe.
Cuando todo se va desdibujando, logramos ver que en realidad, la novia sufre depresión.
Parte dos, luego de la fiesta, veremos que el caserón aquel era de propiedad del cuñado, que se prepara junto a su hijo para presenciar un espectáculo único que se producirá en el cielo, un pequeño planeta se acercará mucho a la tierra, para hacer un movimiento raro e irse. A todo esto, la novia que sigue en su estado, o peor, es convencida por la hermana para que venga a la casa y pase aquellos días con ellos.
Notamos por ahí, que hay cierta tensión por el fenómeno mencionado, de hecho la hermana con hijo siente un mal presentimiento y sufre mucho por el futuro de su vástago, pero el padre tiene la posta, y se ve muy excitado por el suceso, eso la tranquiliza algo.
Como terminan de encajar todas las piezas, y como resuelve la obra es todo parte de la magia del ingenio del director, que al final, te deja con la boca abierta, pero ojo, aviso para navegantes, no es una obra sencilla.
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