El jovencísimo
director, que ya hemos visto en su debut (Todas las canciones hablan de mí) nos lleva a un viaje en busca de su película. También se podría tomar
con un documental casero de mucha calidad sobre como se gestan las ideas, las
palabras, las imágenes y los personajes, que en un futuro podrán formar parte
de un todo, o no, ser descartadas, y quedar en el anonimato, como un paso en
evolución química del producto final.
Lo bueno
de esta apuesta (que todo el mundo recalca: autofinanciada) es el oxigeno que
da a la cartelera tan llena de historias, que en ocasiones, de ver el póster,
sabes de que va, o de ver al actor, sabes quien ganará.
No es
apta para todos los estómagos, esta en blanco y negro, no tiene relación entre
si (o si), los condimentos que va añadiendo, más bien es para voyeuristas que
quieran ver cosas amateurs, o gente del barrio de Gràcia con el esplendor de
sus ropajes salidos de lo convencional, o para jóvenes astutos, que quieran
faltar obstáculos y ridiculizar las normas, por supuesto que va para cinéfilos
de pura cepa.
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