La mesa de los Galanes

Roberto Fontanarrosa, ese canaya incríble que puso de pie a todo Rosario cuando aquel 19 Julio se marcó su particular día del amigo y se marchó, Roberto Fontanarrosa es ese tipo bajito, que a veces fanfarroneaba con que podría haber sido jugador de Central si hubiese seguido su carrera pegado a la linea de cal y no a las líneas que maravillosamente dejó para el futuro.
Roberto Fontanarrosa es un escritor que en Rosario (al menos) tendrían que darlo en todas las escuelas, y no solo en la mía, que fue un Complejo Educativo piloto, y único. Recuerdo a día de hoy metiéndome entre risas por la jungla de la mano del Negro en Best Seller (lectura obligatoria, vió). Y así sí que dan ganas de que te empujen a estudiar.
Bueno, de un tiempo a esta parte lo tengo de compañero, con sus cuentos, sobre todo los que hablan de la ciudad, con ese calco tan perfecto de los personajes que la habitan, tal cual como el los describe, hace que me sienta más cerca. Del centro, del barrio, del río, de la cancha, del folklore o de las minitas culonas preciosas de la peatonal. Es cierto que me interesan mucho menos sus relatos sobre tanos en italia, en otros tiempos, o del pasado rural de Argentina. Pero los leo y me sigo sorprendiendo de su inventiva, y me meo de risa cuando mis ojos se posan sobre una oración donde describe que un tipo va subiendo por una cuesta en el interior, y divisa la barriada de Mentoliptus, solo él, con esa forma sutil, casi seria, puede lograr eso.
Espero que alguien me traiga otro de allá, este lo estiré un año, más no pude exprimirlo.