Después de curtirme
bastante leyendo cuentos o escritos de este autor, luego de la genial “Papeles
en el viento”, y del monstruo que Darín y Campanella dieron vida en el cine,
tocaba escarbar un poco más, ir un poquito más atrás, intentar conectar con
cosas antes de la fama, pero también llegué tarde, al parecer esta novelita la
llevaron al teatro ni más ni menos que Luis Brandoni y Peretti.
Ahora, concluido el
libro, me gustaría ver la obra, no me la imagino, sospecho muchos recortes en
las descripciones del hábitat y potenciado los diálogos del viejo y Aráoz.
La historia va de un
tipo, que no sabemos bien por qué, inicia un viaje a O’Connors, un pueblo
perdido en la Pampa. Estará dividida no por capítulos sino por días de
alojamiento, el hotel será una pequeña habitación sin baño en la parte trasera
de la gasolinera “La Metódica”.
Ese recinto, al parecer,
pertenece a Perlassi, un ex jugador de Deportivo Wilde. A quien él busca. Un
viejo será el encargado de soportar todas sus preguntas y todas las
incriminaciones, todas las preguntas con odio que Ezequiel guarda para este
mediocampista del club de sus amores.
La trama se irá mechando
con recuerdos de un pasado cercano en la vida amorosa del protagonista, con
memorias de sus familiares y de aquellos días pasados, y algún que otro guiño a
anécdotas que hoy lo convirtieron en el hombre entreverado que es.
Día tras día esperará por
ver a este hombre, es necesario que le pregunte cosas, quiere saber la verdad.
La intriga esta puesta en
este último punto. Lo interesante del recorrido que haremos es, como siempre,
el futbol, un buen escrito sobre la pasión, algo que parece superlativo, como
en sociedades como la argentina toma tanto valor. Los dramas familiares y algo
de amor serán los ingredientes que terminaran por darle sabor a este pequeño
gran libro.
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