Me comí este libro sin saber cuando lo compraba que se trataba de un manojo de cuentos.
La verdad es que, excepto de Fontanarrosa, no me gusta leer cuentos, soy más de novelas. Pero bue, ya esta hecho.
No me volvió loco, quizás, con el tiempo, como mejor suceden las cosas y se ordenan los recuerdos, tenga mejor sabor que el que ahora, latente, me dejó.
La primera de las historias fue un palo en la cabeza, esos niños yendo hacia un bosque y tal. Seguro hay detrás algo, al menos así lo pienso y espero, tengo mis ideas sobre él, pero me las reservo.
Luego no sé si iba aquella historia de la pareja que jugaban a separarse o la del tren por Alemania que daba con una persona que que se yo. La de la pareja me gustó, quizás tanto como la primera del "oso".
Luego destaco la que da título a la obra. La de la otra pareja que son abiertos y la mujer recibe sexualmente a quien cree necesario. La de que la muerte es como un río. Y un par más.
Luego encontré un "copy-paste" de una estrofa larga que había leído anteriormente en "El espiritú de mis padres....", no sé si me gustó o no encontrarlo.
En si es un libro que no cumplió con mis expectativas, pero que hizo pensar en una forma distinta de escribir, como por ejemplo relatar desde la vereda de una mujer que va a la pelu, o mimetizarse mucho con un entorno nuevo como es el caso del 99% de los cuentos que estan por el país godo.
No lo recomendaré, dejaré que tal como hizo el "ruso" del relato, alguién lo descubra en mi libreria.
No te preocupes Patricio Pron, aún me queda el último que editaste esperando por ser absorbido por mis ojos.
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