Otro que se suma a la legión que utiliza en su nombre la gallina de los huevos de oro, "El arte de...", pasa que, supuestamente, este crítico lo debe hacer a conciencia, pues su pasión es la publicidad.
En este viaje que a priori parece inquietante pasearemos por 5 grandes consejos para llevar a cabo el cometido, todo bien fundamentado, todo prolijamente amarrado, dando una imagen de producto compacto, indiscutible.
Entre la clase magistral o cátedra que pretende impartir, el autor irá mechando con historias propias como su paso por el jurado de "Operación Triunfo", como aceptó el puesto, lo que hizo y por qué, con historias de reales "molestias" que dieron muy buenos resultados.
Tiene grandes trucos de marketing, su formato "oval", su numeración en cuenta regresiva, muchisimas citas (entre ellas encontraremos muchas de Sun Tzu, que casualmente cuenta en su prontuario con un libro llamado "El arte de la guerra"), muchisimos datos para contrastar con su debido "link", todo demasiado repleto de esos númeritos que nos llevan hacía abajo, donde se encuentran las notas del autor (creo que lo hizo para "molestar"), uno de ellos nos remite a una nota de Espoiler cuando se encontraba ligado a El País, de nuestro conocido "gordito".
Me sorprendió mucho y gratamente que una nota de "la Contra" de La Vanguardia le haya marcado tanto. Me gustó las cosas que me acercaron a él, tipo documentales tales como "Bowling for Columbine", "Super Size Me" o pelis como "Borat". Me sedujo toda la puesta de escena, me enriqueció condimentando la ensalada con datos publicitarios muy buenos como campañas de Benetton, Red Bull, Pepsi, estrategias del palo RyanAir, pasa por el futbol, por autores de renombre, ilustres, políticos (separado de ilustres), no deja pájaro con cabeza ni punto por tocar, estas formas de tocarnos los huevos no hacen otra cosa que llevarnos al subconsciente, una idea, e instaurarla, tipo "Inception".
El título del libro juega con los de autoayuda, pero solo colaboran a engrosar su cuenta, cosa que tiene mérito e sí, y por mostrarnos tan libremente su juego, molesta tanto que dan ganas de haberlo escrito.
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