viernes, 11 de enero de 2013

Federico



Para mi cumpleaños me regalaron un libro, no fue la sorpresa por este objeto sino por quien me lo presentó. Pepo.
Además de venir (como en otras ocasiones) físicamente ese día, me lo dedicó y recomendó.
Que hago entonces yo? Pues, me reservo un gran momento para atacar este postre. En su momento había pensado leerlo en el trayecto de vuelta de Madrid, antes de navidad, pero unos inconvenientes no previstos hicieron que se cambiará la hora en el regreso, y por la noche jode mucho al de adelante la luz todo el camino, dicho sea de paso, igualmente necesitaba dormir ya que al estacionar en Barcelona tendría que incorporarme a la rutina laboral. Por tanto, se postergó su lectura.
Papá Noel trajo consigo un regalo especial, un viaje a Madrid (otra vez) de ida y vuelta en menos de 48hs. para asistir al concierto de Guasones (que no vinieron a la Condal), en realidad el protagonista del espectáculo era M-Clan, y los “nuestros”, teloneros. Da igual, 50 minutos de buen rock tiene su precio, esfuerzo y gratificación.
Pensando en estos trayectos guarde un sitio en mis bolsillos para ese “otro” compañero.
A la ida, mientras el de al lado adiestraba sus oídos a lo que vendría más tarde, comencé la lectura, agradable, sencilla, bien narrada, en 4 horas ya había pasado el meridiano de la historia y sus páginas.
Lo bueno era que cada tanto podía hacer un “break” y comentar algo con el vecino, ya que se lo había leído en uno de sus periplos por Italia.
La historia va de un joven (+/-) treinta, escritor freelance, que va de su casa al trabajo y del trabajo a las birras y de las copas a las mujeres, futbol o amigos y de ahí a casa.
Este bucle es transitado tanto por él como por su mejor amigo, Federico, la cuestión es que éste último se baja de esta rueda, deja todo, se va del piso y se esfuma, sin rumbo ni aviso.
Al cabo de unos años (3 o 4), vuelve, cambiado, crecido, madurado, distinto y el protagonista, se queda absorto escuchando sus historias, su evolución y sobre todo sus consejos, haciéndose cruces por lo aburrido de su transitar.
Pero pasa algo, (aquí me haría el misterioso para no lanzar un espoiler, buscaría palabras para no contar nada, pero no) Federico muere, y Michele (nombre de hombre para los tanos) se hunde, se siente sin la mitad de él, pero no logra llorar, el shock es más fuerte de lo pensado.
Las experiencias del finado, le harán cambiar su forma de ver las cosas, hasta cambiarlas.
“Un lugar en el mundo” se llama y lo escribió Fabio Volo, no tiene nada que ver con la peli Argentina.
Por supuesto que tengo algo de crítica negativa, hay cosas que por celosía, por parecerme ficción, o por falta de datos, no me gusta, al igual que Federico se un nuevo Dios, sin errores, y que no tenga más amigos que uno y se enfrasque tanto con Francesca, su mina, a lo que agrego que lo que plantea como vida de pareja en la teoría suena perfecto, pero es un tanto irrealizable.

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