Intente este verano cambiar de registro, abrirme paso a traves de obras empolvadas que vagaban por los estantes de mis librerias, realmente, mi intención era doble, conocer grandes obras, elogiadas durante décadas, pero a su vez, vaciar las estanterias, ponerles el cartel y sacarlas a la venta, al menos probar.
Éste fue un claro ejemplo, me lo llevé a la playa por dos días, y aunque me adentré en un mundo muevo, una literatura con telarañas, con una trama burda, tambien, pude olisquear algo escrito de la época de la gran depresión en USA.
La historia iba de unos amigos, muy vagos y borrachines, que no hacen más que meterse en lios, lios tontos, como robar una botella de vino, o deber dinero por.... comprar alcohol.
Pero todo parece cambiar cuando uno del trío hereda un terreno con dos casitas.
Lo primero que hace es compartir su alegría con su mejor amigo, pero pronto se da cuenta que puede rentabilizar algo si le alquila la otra, a su vez, su nuevo inquilino quiere intentar lo mismo con otro conocido, compartiendo el mismo techo, para poder pagarle el alquiler a su gran amigo.
Pero las deudas nunca dejan de crecer y la historia me empezó a aburrir, asi, que dije, chau, lo intenté, pero esto es para otro tipo de persona, quizas, más paciente.
Por lo visto llevaron la historia al cine, a lo mejor por ahí, me prendo.
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