Se lee en menos de lo que tardé en hacer este post, pero no por eso deja de ser bueno.
Con la primera leída me reí de las ocurrencias, de los chistes que le vinieron a la cabeza a Joaquín Reyes, solo, con piedras. Ya en la segunda ocasión disfruté más de los gráficos.
El truco: de la cara izquierda de las hojas, o sea, las hojas pares, hay un dibujito que si abanicas el libro, cobra vida.
Genio y figura.
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