Los Durrels son una familia inglesa que, tras morir el marido de la mujer, deciden instalarse en la isla griega de Corfú a fin de ahorrar, ya que solo tienen la pensión de viudez y unas cuantas libras de la venta de una casita en Bournemouth.
Esta singular familia está formada por la viuda y sus 4 hijos. El más grande, holgazán y bebedor, se cree escritor y con esa excusa siempre anda buscando su inspiración por los bares de la isla o por el sitio que menos trabajo requiera de su parte en la casa. Me cae mal.
El segundo, el típico inglés con cara de tonto, bien podría ser un hooligan si se hubiera quedado en la isla Británica, y no haber venido aquí con su escopetita de aire compromido que le ayuda también, a esquivar cualquier tipo de tarea en el hogar.
La tercera es una jovencita, con las mismas ganas de sus otros dos hermanos de trabajar y ayudar a su madre, su única intención en esta vida es broncearse y encontrar un novio.
El cuarto es en quien se basa la serie, un niño muy inquieto por la vida animal y salvaje de la isla, que de a poco irá montando como una especie de zoológico en la casa, cosa que también lo alejan de las tareas domésticas.
La madre, no es más tonta porque no tiene tiempo, los tendría que poner en vereda rápido, pero por suerte tiene un ángel guardián llamado Spiros que la saca de toda la ruina de su existencia.
La segunda temporada es más de lo mismo, y puede que por eso, la deje de ver.
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