como se dibuja todo por mi entorno, no podemos hacer una cosa y bien, siempre abriendo varios campos a la vez.
en el caso literario me pasa algo parecido, casi nunca (o hace mucho que ya no es asi) puedo leer un libro, solo uno.
voy saltando desde un detective en Suecia a una hacker que de momento se esconde en una isla del caribe, y del sol a la oscura Praga de principios de siglo y como gran gestor, administrador y seductor, por no decir también inspirador un rompecabeza que ruedan sus piezas por Paris y otras capitales aunque solo sea por mención.
bueno, estos son los cuatro que deambulan por mis ojos en determinados momentos de la semana:
tenemos el de Stieg Larsson, que después de su 1er. tercio y antes de su mítica muerte ya lo teniamos en el consciente. ahora solo seguimos la estela, este va de lunes a jueves antes de sumirnos en el profundo sueño.
los días de "metro" o de playa, juega en mi mochila la astucia de Wallander y un caso intrigante, de asesinatos bruscos, que para mi desgracia, ya pasé el meridiano.
Hará una semana que armo el modelo de Julio, me revuelve, me devuelve y me remueve, es el opio para terjiversados (encontrado en diccionarios virtuales tanto con G como con J, mis dudas tengo aún) de poca claridad a la hora de decir algo llano y simple.
y desde que las vacaciones tienen un destino al menos mental de momento, me estoy metiendo prisa en el fango de Gustav Meyrink.
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