Ponen un anuncio en un periódico de Chile, se necesita una persona mayor, que sepa algo de tecnologías para un trabajo que se le explicará.
Ya desde el minuto 2 comulgas con los personajes que se presentan a esa solicitud, cada cual mejor, no saben como sacar fotos con el movil, o grabar mensaje de voz, o hacer una videollamada. Estamos hablando de gente mayor de 70 años.
La cuestión es que es bastante necesario para el trabajo ya que se tienen que infiltrar en una residencia para ver si a una señora la están tratando bien y dando todo lo prometido.
Una vez que se deciden por Sergio y entra en acción, no dejaremos de reir y emocionarnos al mismo tiempo con los testimonios de la gente que reside ahí, y los que le suma él.
Magnífica. El caso pasa a otro plano, y la lección es mayúscula.
- Dirección
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- Sinopsis
- Sergio es un espía chileno. O
algo parecido. Al menos, se le ha ofrecido este trabajo después de un
casting organizado por el detective Rómulo, un investigador privado que
necesita a un topo creíble para infiltrarse en un hogar de jubilados. La
cliente de Rómulo, una hija de una residente, sospecha que su madre
podría estar siendo maltratada, por lo que le contrata para descubrir
qué es exactamente lo que está sucediendo en la residencia. Sergio, sin
embargo, tiene 83 años y no es precisamente el agente 007, por lo que no
le resulta nada fácil aprender a manejar la tecnología y la metodología
de espionaje. Mientras trata de recolectar pruebas, Sergio entabla
amistad con algunos de los jubilados y se da cuenta que la supuesta
terrible verdad que buscaba no tiene absolutamente nada que ver con lo
que tanto él como Rómulo habían sospechado. (FILMAFFINITY)